Los recuerdos o el movimiento
Para otros / Martes, 22 octubre 2013
Columna publicada en el Diario Noticias de Gipuzkoa el 12 de octubre de 2013
Andrés estudió Bellas Artes. Después se marchó. Salgo para no volver jamás, dijo, y efectivamente, no nos volvimos a ver en quince años. Pero hace unos meses regresó y montó su estudio cerca de mi casa, y allí he pasado gran parte de las tardes de este verano. Yo me sentaba en una esquina y me dedicaba a beber cerveza, mientras él pintaba, dibujaba, mezclaba colores o ajustaba los lienzos a los bastidores. Conversamos sin parar. Al principio sobre los viejos tiempos. Es curioso, le comenté, parece que experimentamos hasta los veinticinco, y que a partir de ese momento, vivimos de las experiencias que hemos acumulado hasta entonces. Andrés se rió y no contestó nada, aunque por un momento, percibí que me miraba con cierta lástima. Día tras día fuimos abandonando el pasado y nuestras conversaciones mutaron hacia reflexiones más contemporáneas. Arte y literatura, fútbol, política y medusas veraniegas. A finales de agosto, Andrés terminó lo que había venido a hacer y volvió a marcharse. Salgo, no sé si volveré, me dijo.
La semana pasada asistí a la inauguración de una exposición suya en Madrid. Entré en la galería y leí el folleto que me entregaron: “Con este nuevo trabajo, Andrés Iñarra interpreta su propia existencia, y la representa a través del movimiento y la velocidad, bajo unas premisas artísticas que parecen extraídas de los principios del cubismo dinámico (…)”. Di una vuelta y no le encontré. No ha podido venir, está en Londres con otro proyecto, me aclararon. Así que me lancé a la tortilla y al vino, y una hora después, regresé al hotel.
La vida es de los que se mueven, de los que se agitan, me digo ahora, y Andrés es uno de ellos. Él no vive de los recuerdos, sino que los genera constantemente. Pintando, viajando, conociendo, moviéndose veloz a través de su propia existencia, tal y como lo representa en sus cuadros. ¿Y el resto? ¿Qué hacemos el resto?, me pregunto y la respuesta me lleva carcomiendo unos días. Exactamente los mismos, que llevo recordando nuestras tardes en su estudio y sus teorías sobre las medusas veraniegas.