Pero que mala es la pereza
Para otros / Martes, 19 febrero 2013
Columna publicada en el Diario Noticias de Gipuzkoa el 19 de febrero de 2013
A pesar de ser mentalmente inquieto lo que mejor define a mi amigo Igor es su pereza. Nunca sale de casa. Todos los días al llegar de trabajar se calza las babuchas, se sirve una cerveza y juega a la consola o navega por internet. También le apasiona cocinar y ver películas que se descarga de internet sin parar. Creo que tiene la colección de pelis ilegal más grande del mundo. Película que se estrena, película que él ya se ha descargado y ha visto el domingo anterior en su salón, en pijama y con cerveza, en una tele de 50 pulgadas. El viernes pasado Igor me invitó a cenar a su casa y mientras me enseñaba el listado de sus últimas descargas le pregunté por qué no se dejaba de aquello e iba de una vez al cine. Porque es caro, me respondió, porque lo puedo hacer gratis desde aquí, porque me da pereza, yo qué sé. Le expliqué que si todos hiciésemos lo mismo dentro de poco no existirían películas que ver, al menos producidas en este país, porque no existirían ingresos para soportarlas. Que la financiación pública del cine cada vez es más difícil, que en definitiva el acto de ir al cine supone casi un gesto de militancia con la cultura. Igor me miró con cara de “¿y ahora qué me estás contando?”, se giró, me sacó una cerveza del frigorífico y cambió de conversación.
Así que voy a aprovechar estas líneas para explicarte, Igor, que ver una película en el cine no tiene nada que ver con hacerlo en tu casa, por muchas pulgadas que tenga tu tele. Que verla sentado en una sala a oscuras con una pantalla enorme, sin interrupciones posibles, provoca que te concentres exclusivamente en la narración de la historia y dejes a tu mente navegar en un mundo en el que de alguna forma te ves reflejado. Que en realidad Igor, creo que no vas al cine, no porque sea caro para ti (que no lo es) sino porque no te acuerdas de lo qué es “ir al cine”. Que en cuanto vayas una o dos veces, vencerás esa pereza que tienes, que es muy mala y acabarás regresando una semana tras otra. Con o sin pijama, con o sin babuchas.