Agua tibia

/ Miércoles, 22 octubre 2014

22:20. Cenamos sin mirarnos. Silencio. Se escuchan tenues los golpeos de los tenedores sobre los platos. Trato de no mascar con fuerza para no irritarla. 22:35. Ella mueve con sigilo la silla. Yo también. Dejamos los platos en la fregadera. Apago la luz. 22:40. Ella ya está tumbada en su butaca con su libro. Entro al salón. Enciendo la tele y veo una serie desde el sofá. Con detenimiento. Inmerso. 23:55. En el baño. Ella se prepara para ir a la cama. 23:56. En la cocina. Yo friego la vajilla. El calentador se dispara: a ella le gusta mojar su cara con agua tibia. Desde la ventana, veo su sombra inclinada  al otro lado del patio. Cierro los ojos. Sueño con rasgar el espacio invisible de estos días. En silencio y sin mirarnos. Enfrío mi agua. Ella, preciosa y adormilada. Moja su cara. Con agua tibia, antes de dormir.

 

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