Bienvenido, Maren

/ Martes, 18 marzo 2014

Columna publicada en el Diario Noticias de Gipuzkoa el 18 de marzo de 2014

Hace seis días que sigo con interés la desaparición del vuelo MH370. De soslayo, las noticias de Crimea. Y muy de lejos, los 29 millones de la fianza de Magdalena Álvarez. Esto último me interesaría de verdad si la ex-ministra apareciese con el dinero. Hace seis días que nació Maren, el hijo de mi amiga María. Fue un día muy feliz.

“Mercès One” es el nombre de un restaurante que han abierto en Barcelona. Únicamente tiene una mesa. El proyecto se ha inspirado en el famoso restaurante japonés “Mibú” de sólo 20 metros cuadrados. Lo importante, dicen sus promotores, es la exclusividad y la autenticidad. María me dijo que Maren ahora es un nombre de chica pero que en origen era de chico.

El vuelo MH370 comenzó a interesarme en el momento en el que escuché las palabras “desaparición insólita”. Si el avión se hubiese estrellado la noticia se habría quedado en un pequeño escalofrío. Siempre me ocurre con los accidentes aéreos: ¿y si me pasara a mí? Sólo aquello que escapa de lo habitual consigue atraer mi atención. 300 muertos en Indonesia, una posible guerra en Ucrania o una política corrupta han pasado a ser habituales. Me acaba de llegar una foto al mail. Maren es precioso.

Escucho en la radio que los grandes museos ofrecen aplicaciones para tablets y móviles que muestran parte de sus obras. Reflexiono. Hoy en día gran parte del arte se crea para ser reproducido. Y así llegar a millones de personas. Sin embargo, soy un convencido de la contemplación directa. Un concierto, una galería, un museo. El uno frente a la obra del otro. Algo te envuelve en ese momento. Algo que se impregna. Algo que la hace especial. Las sensaciones de autenticidad y exclusividad son irremplazables. Mientras escucho la radio preparo la comida. Todos los días soy yo quien cocino en casa. Es mi pequeño “Mercès One”. Cuando nace un niño en mi círculo cercano, recuerdo con emoción el parto de mi hija. Ver nacer es sensación más intensa que nunca he vivido. En directo. El uno frente al otro. Estas son las cosas en las que pienso últimamente. Me llamo Iban. Bienvenido al mundo, Maren.