El comienzo de una historia

/ Martes, 25 febrero 2014

Columna publicada en el Diario Noticias de Gipuzkoa el 25 de febrero de 2014

Pues sí, lo hace. Y casi todos piensan que no está bien de la cabeza. Yo, que le conozco desde que nací, creo que es una persona especial, de esas que ven la vida desde un prisma que está al alcance de unos pocos. Se llama Luis, pero todos le llaman Luisito. Le llamaron así porque su padre también se llamaba Luis. Ahora, a pesar de que tiene más de ochenta, le seguimos llamando Luisito. Quizá sea porque es un hombre menudo, muy delgado. Quizá porque nunca llegó a casarse.

Pues sí, Luisito lo hace y casi todos piensan que está mal de la cabeza. Esconde cosas. Fotos familiares, los últimos versos de un poema de Faulkner, un CD con una canción de Miles Davis o un cromo de Arconada, lo que se le ocurre. Las esconde por la calle. Las pega con celo debajo de los bancos, las coloca entre las cañerías de las paredes, las entierra en la playa o las encaja en la corteza de los árboles. Luisito dice que así construye historias en quienes las encuentran, que es su manera de aportar cosas bonitas al mundo.

El domingo lo vi venir desde lejos. Porque Luisito es de esas personas que tienen un andar peculiar. Como si caminara sobre una cuerda, como un funambulista. Nada más encontrarnos sacó un sobre blanco del bolsillo. ¿Me acompañas?, me preguntó, y yo le dije que sí, que tenía media hora. Siempre es mejor hacer esto en equipo, respondió, y sus ojos comenzaron a tiritar. Caminamos hasta el centro y, después de intentarlo varias veces sobre la visera de un semáforo, acabamos escondiéndolo entre las plantas de un jardín. Al rato, le pregunté sobre el contenido del sobre. Es el titular del periódico de hoy, me explicó, habla sobre la farsa del desarme de ETA con los verificadores, esos que parecen sacados de un peli yanqui. Pensarás que es una tontería, prosiguió, pero para algunos de mi generación es emocionante encontrarnos la palabra “ETA” y “desarme” en un mismo titular. Espero que quien lo encuentre, lo lea despacio, y reflexione, y acabe concluyendo que más allá de la coyuntura, estamos en un camino sin marcha atrás, y eso, hay que celebrarlo, y eso, es sin duda, algo bonito, el comienzo de un historia.