El insomne

/ Martes, 22 abril 2014

Columna publicada en el Diario Noticias de Gipuzkoa el 22 de abril de 2014

Me he desvelado. Es algo que me ocurre con frecuencia. Decido quedarme en la cama. Trato de acompasar mi respiración y dejar la mente en blanco. No puedo. Me pongo a pensar en lo confusas que son las vacaciones de semana santa. Son como cuatro domingos apelotonados y un sábado que parece un viernes. Pienso en lo extraño que resulta que en un país aconfesional se le de tanta importancia a la muerte y resurrección de un Dios que no le pertenece. Me pregunto si yo creo en Dios. Antes de llegar a una respuesta que me convenza, me viene a la cabeza un libro que leí hace unas semanas. En él se decía que los imperios cercanos a su perdición establecen una enorme cantidad de leyes y que las civilizaciones jóvenes no necesitan legislar tanto porque gozan de mayor libertad.

En las vacaciones de semana santa mi cabeza no reconoce el día en el que vive. No sabe si emitir emociones de alegría porque aún quedan días de fiesta o de desazón porque la vuelta al trabajo está cada vez más cerca. Cambio de postura y me coloco bocarriba. Vuelvo a recordar una frase de ese mismo libro. Es de Valle Inclán, hablando sobre la irrealidad de la literatura: “las cosas no son tal como las vemos sino tal como las recordamos”. Si eso fuese así el presente no sería más que la construcción de la memoria. Me pregunto que habrá en el más allá. Según las teorías cristianas, si soy bueno, mi alma se irá al cielo y allí me juntaré con Dios y las almas de mis seres queridos. Me pregunto con qué seres me juntaré. Con los últimos que quiera o con todos los que haya querido a lo largo de mi vida. Me pregunto que ocurrirá con las personas que hayan tenido amantes. Si los maridos o las esposas de esas personas tendrán que compartir espacio con esos amantes.

Miro el reloj de la mesilla. Son las 4:43h. Me doy por vendido y decido levantarme. Me siento en el sofá y enciendo la tele. Bebo leche tibia. En el canal 24h hablan de procesiones, del tráfico y  del tiempo. Sobre todo, de decretos, ministros y reformas de leyes. Me pregunto si estamos llegando al final de algo. Ojala sea así y esta realidad sean recuerdos lo antes posible.