La grandeza de los pequeños
Para otros / Martes, 27 mayo 2014
Columna publicada en el Diario Noticias de Gipuzkoa el 27 de mayo de 2014
Me han pedido que escriba un artículo para una revista norteamericana. Es una publicación minoritaria pero el encargo me hace ilusión. Nunca he publicado nada en inglés.As above, so below, as below so above, “Como es arriba es abajo, y como es abajo es arriba”, así es como debes titularlo, me dicen, y yo llevo varios días perdido.
Es domingo y vuelo en dirección a Madrid. Después del despegue observo a través de la ventanilla. El día está despejado. Contemplo cómo la vastedad del territorio se va convirtiendo en algo moldeable. En ese momento lo recuerdo: “Como es arriba es abajo, y como es abajo es arriba” es el enunciado de la Ley de la Correspondencia de un personaje llamado Hermes Trimegisto.
En Barajas alquilo un coche. Recorro la carretera de Burgos unos 50 kilómetros y me detengo frente a una casona. Antes de salir del coche, trato de recordar el nombre de mi tía abuela muerta: Angelita. Entre seis hombres cargamos el ataúd sobre los hombros hasta el cementerio. El agujero es demasiado pequeño y el ataúd queda en una posición oblicua. Se escuchan gritos y lamentos. Lo levantamos de nuevo y lo dejamos sobre la hierba. Según la Ley de la Correspondencia de Hermes todos los niveles de existencia comparten la misma esencia. Mientras contemplo la inmensidad de la llanura que me rodea, imagino que la esencia de la tía Angelita es la misma que la mía, y que la del cura que habla y que la del enterrador ebrio que cava sin descanso. Me entra un escalofrío.
A las 10 de la noche ya estoy de vuelta en casa. En un canal de la tele intercambian imágenes de los dos grandes partidos políticos con las de los partidos minoritarios. Con la Ley de la Correspondencia, Hermes descubrió la grandeza del universo, donde lo más grande de lo más grande es igual a lo más pequeño de lo más pequeño. En otro canal se suceden las imágenes del Real Madrid con las del Eibar. En el estadio del Madrid caben cuatro veces los habitantes de Eibar, escucho, y pienso que por muchas leyes que haya y a pesar de que la esencia sea la misma, la grandeza de los pequeños siempre será más grande que la de los grandes.