La realidad y las palabras

/ Martes, 21 octubre 2014

Columna publicada en el Diario Noticias de Gipuzkoa el 21 de octubre de 2014

El miércoles pasado apareció el nuevo diccionario de la RAE. “Tenemos que adecuarnos a la realidad en la que vivimos”, dijo alguien en su presentación. A los pocos días recibí el encargo redactar un artículo “jocoso” sobre sus nuevas acepciones. Así que me senté y comencé a hacer un listado con algunas de ellas. Sentí indiferencia con tuit y con dron, me reí con meloncete y creí llegar al éxtasis con muslamen o papichulo. Al terminar el listado, no sé porqué, me acordé de Mikel E, un antiguo compañero de la universidad. Mikel E. es filólogo y desde hace 10 años vive en Valencia con su mujer y sus dos hijas. Sin pensarlo, cogí el teléfono y marqué su número.

¡Hombre, Iban!, cuánto tiempo, ¿qué tal todo? Bien, muy bien, ¿y vosotros? Bueno, tirando… ¿Ya te ha salido algo? Nada, tío, ya va para dos años y encima ahora sin paro. ¿Y a María? Tampoco, Iban, nada de nada, aquí está todo está muerto; encima hemos tenido que dejar el piso y ahora vivimos en casa de la suegra. ¿Y por qué nos os venís a Donosti? Por las crías, Iban, porque ellas tienen su vida aquí, el cole, las amigas, y todo eso… Vaya, pues ya lo siento, si necesitáis algo, lo que sea… Tranquilo Iban, de momento tiramos con la pensión de la suegra y algunos ahorros. En fin Mikel solo te he llamaba sólo para saber cómo andabas. Gracias tío, un abrazo grande. Mucho ánimo, un abrazo, agur.

Llevo cuatro días con mi listado de palabras nuevas encima de la mesa (cultureta, pechamen, botox,…) y no concibo nada jocoso. Cada vez que las leo aparece el rostro de Mikel E. y vuelvo a contemplar una realidad que parecía haberse alejado, que casi se había hecho invisible, que muchos tratan de que pase desapercibida. Villemessant, el fundador del periódico francés Le Figaro, solía decir: “Mis lectores se apasionan mucho más con un incendio en el Barrio Latino que con una revolución en Madrid”.  Dejaba claro así, que para que una realidad nos interese es muy importante su cercanía, porque ésta hace que la historia sea más verdadera y nos llegue más adentro, sean cuales sean las palabras que empleemos para describirla.