Una foto de bomberos

/ Martes, 12 marzo 2013

Columna publicada en el Diario Noticias de Gipuzkoa el 12 de marzo de 2013

Giordano y German. Los dos bomberos han subido al tejado y se han colocado los arneses. Desde abajo alzan con cuerdas la chimenea oxidada, pero es imposible. No la pueden alcanzar sólo con cuatro manos. Finalmente, acaba subiendo Mario, el mayor de todos, y con seis, por fin la descuelgan.  Claro, con seis manos es mucho mejor. Giordano y German desgajan las tejas y comienzan a trabajar con cuidado, un poco de cemento, una paleta y un martillo. Mientras tanto, Mario, el mayor de todos, se queda sujetando la chimenea y mira hacia abajo. Ve a los fotógrafos que llevan toda la mañana echando fotos a los bomberos del Vaticano. Mario sonríe. Le entran ganas de hacer gestos graciosos o empezar a posar como Claudia Cardinale. Sin embargo sabe que eso es imposible, que seguro que la gracia les sentaría mal a los cardenalitos, sobre todo en estos días tan ajetreados, y acabarían despidiéndole.

Mario sujeta la chimenea y observa la vista de área de Roma. El día es claro. Desde el tejado de la Capilla Sixtina la ciudad aparece como un pueblo gigante, como un mosaico de antenas y colores anaranjados con el coliseo al fondo. Todo, piensa Mario, todo es ridículo. Mi padre llegó a vivir con Mussolini; yo estoy viviendo con Berlusconi, Monti y Merkel, con Pablo VI, Juan Pablo primero y segundo, con Ratzinger y con el que venga el martes. No aprendemos, no evolucionamos. O quizá sólo sepamos vivir bajo dictaduras. Y si son explícitas, mejor. En dos días, esta chimenea acabará escupiendo humo blanco, piensa Mario y el mundo se volverá loco y los católicos aplaudirán la coronación de su nuevo tirano. Un nuevo líder para ellos y un nuevo jefe para mí. Sólo falta que el nuevo Papa sea de color y mi hijo vuelva a hablarme de Nostradamus y del fin del mundo. Mario vuelve a sonreír y grita: “¡Vamos chicos, no tardéis mucho que el viejo ya no aguanta estos ajetreos! ¡ Y no pongáis demasiado cemento que el miércoles habrá que subir a quitarla!”. Y mientras tanto, los fotógrafos, desde abajo, no paran de hacerles fotos.